martes, octubre 28, 2003

SALA DE URGENCIAS

Estos días he andado tropezándome aquí y allá, las cosas no me han salido muy bien últimamente, y para colmo me faltaría terminar en la Cruz Roja como es mi costumbre, es que tengo un imán para los accidentes que si fuera extra de película no podría hacer ni la primera escena, por eso estoy aquí, sentadita en una oficina a salvo de cualquier situación que me ponga en riesgo porque ya me conozco, y llevo un rato haciendole faenas al hospital, pero como ya lo he dicho muchas veces la vida es muy puta y muy ingeniosa, así que no hay que confiarse.

Ayer iba yo en el último asiento del autobús, por decisión propia, porque cuando ando de malas me gusta sentarme ahí y parecer una desadaptada social, con cara de pocos amigos y poniendo cara de Al Pacino al que me vea, con un letrero en la frente que dice "ente social no amigable, guarde sus distancias", en fín, que me toco la hora de bajar y ahi voy yo con mi andar bien plantado, pero justo al descender que me tropiezo, dios sabe con que, algo inexistente seguramente, y ahi voy como avioncito planeador haciendo equilibrio con los brazos, si no es por la cerca con la que me di de frente hubiera dejado los dientes en la banqueta, y hasta ahí llegó mi imagen de asesina a sueldo, es que no me dejar ser!!!

He terminado en la Cruz Roja cuatro veces, para una persona "normal" eso es demasiado, la primera no tuve nada que ver, las otras tres fue por voluntad propia, empezó mi destino desastroso a muy temprana edad cuando mi inocente prima Aidé se le ocurrió que yo era un costalito de papas y me cargó en brazos, obviamente no considero que yo era mas grande y mas pesada (sobre todo esto) que ella, así que apenas me levantó, me tiró al suelo partiendome la cabeza con el filo de una puerta, como es de suponer la mocosa se quedó con cara estupefacta mientras mi abuela, mi madre y mi tía jugaban a quien era la mas histérica, al final terminé en la cruz roja de culiacán con cuatro puntadas para cerrar la herida.

Ahí inició mi afición por los lugares llenos de jeringas y gasas, creó que se me quedó alguna fijación con el uniforme de socorrista, porque siempre me ha encantado verlos en los desfiles. La segunda vez ya fue por terquedad, gesto distintivo de mi personalidad y si no que le pregunten a mi jefe, estabamos en un paseo familiar debajo de unos álamos y junto a un río, cuando al resto de mis consanguíneos se les ocurrió ir a cortar mangos, como yo pasaba de andar caminando me quedé a recoger las cosas que teníamos ahí regadas, tomé una jaba de sodas y la lanzé arriba del camión que conducía mi papá, esta reboto y vino a dar a la tierra, pero como a mi ninguna jaba hija de la chingada me gana, la tome y la volví a lanzar, igual rebotó y se cayo, pero la tercera es la vencida asi que la tomé de nuevo y la lanzé con mas fuerza, como es de suponerse tambien rebotó, pero ahora contra mi cara partiendome la frente, parecia yo fuente de sangre y ahi vamos otra vez a alta velocidad rumbo a la cruz roja, esta vez solo dos puntadas.


La tercera fue por ignorante, en esa ocasión en que me dió por ser piloto de motocicleta sin tener ni puta idea, a mi me dijeron "aplástale aquí", pero nadie me dijo que ese era el acelerador, tampoco me dijeron que habia que soltarlo para parar, asi que allá voy volando como superman contra un cerco de alambre de púas, me quede sin blusa, y con el brazo enganchado en la cerca, otra vez a la cruz roja, en el recuento tres puntadas.

La última fue aqui en esta ciudad, y sin faltar a la verdad diré que esta vez fue por pendeja, habíamos comprado uñas postizas y pegamento para ponérnolas, pero como mis amigas lo usaron antes que yo pues en la boquilla se quedó un tapón que no dejaba salir el líquido, asi que ahi estoy aplastándole con fuerza, y como en las películas de cómicos, que lo volteo en dirección a mi cara y digo "Porque chingados no sale???", entonces el cabrón soltó un chorro directo a mi ojo derecho, y ahí voy yo otra vez a la Cruz Roja, con el ojo pegado y una comitiva de amigos burlescos que no me dejaban en paz, no cabe duda, la vanidad tiene su precio, pobrecita de Naomi Campbell.

Y aquí estoy, oliéndomelas que pronto se va a repetir la historia, es que ya tengo mucho tiempo sin que me ponga las manos encima una enfermera, y esto ya me esta preocupando, será que se ha roto el maleficio?? o será que la que viene es en grande??

Solo a mi me pasan estas cosas, chingado!!!