Ahi te va Carmen.
Empezemos por el día que nací, un esplendoroso 9 de Octubre de 1978 a las 2:00 de la madrugada, yo siempre tan impaciente, en la última frontera norte de México, el caso es que después del reborujo, la nalgada y los llantos de rigor, empezaron las dificultades, resulta que mis benditos padres son contreras hasta en la sangre, así que eso provocó que me pusiera mas amarilla que un platano, me tuvieron internada por cinco días con agujas por todo mi cuerpecito, ahora que lo pienso, como he crecido Dios mio. Las monjas (si si, nací en un hospital católico con crusifijos hasta en el wc, para que todo saliera bien) le decían a mi madre que lo mejor era que me bautizara, porque de esa no salía, y como iba a permitir ella que mi alma vagara en el purgatorio eternamente.
Mi madre como mi abuela, a Dios rogando y con el mazo dando, se fue directito al Hospital General a ver si ahi me podían recibir, una doctora muy bragada, Gloria era su nombre (y que si acaso lee esto y me reconoce le mando mi mas grande agradecimiento) le dijo que ella se iba a hacer cargo de sacarme de ahí, y que mi madre se arreglara con las monjitas con la cuenta.
Mi abuelo le dió los $ 5,000 pesos que las hijas de la chingada, y que perdone el Señor allá arriba pero el mas que nadie sabe que es cierto, pedian por los cinco días que me tuvieron ahi nadamas agonizando, tenía el higado, vaso y corazón inflamados cuando la doctora Gloria me sacó de la antesala del purgatoria metida en una canasta.
Cuando llegamos se deshicieron de toda mi sangre original y me la cambiaron por otra un poco menos azul, pero que en fín sirvio para sacarme del tunel, estuve dos semanas en terapia intensiva, con toda mi familia haciendo guardia del otro lado del cristal, entre ellos mi abuela, si si, la de las chivas, pues como en ese entonces la pobre aún no sabia lo que queria en la vida, era ferviente adoradora de la Virgen del Rosario, y en un arranque de devoción y con mucha fe la chingada viejita de mis amores, le prometió que si le hacía el milagrito de salvarme la vida me llamaría como ella, Rosario, y pues aquí estoy, vivita y coleando, el resto esta mas que claro en mi acta de nacimiento.
Cuando mis hermanas le reclaman a mi abuela su mas que evidente preferencia ante este milagro con patas, ella les dice -Ayyy hijas, es que yo pense que esta niña no se nos lograba, si la hubieran visto ahi con su culito levantado y todo moradito. Y esa es la parte triste de la historia, que todos mis familiares menores de 35 años me echan en cara que me haya valido yo de mi culo morado para ganar favores de todos los mayores. Hagame usted el favor.
miércoles, julio 30, 2003
martes, julio 29, 2003
EL MUNDO DEL ESPECTACULO
Como mi amiga Pau se va de vacaciones y hace tiempo me pidió que contara un poco de mis días de actriz de teatro frustrada, ahí va un poquillo para que no se quede con la curiosidad.
Resulta ser que mi querida madrecita siempre le encantó verme sobre el escenario, yo era mil usos, la hacia de todo y para todos, desde los cuatro años, me paraba frente al pequeño ejercito de bichos infatiles en el kindergarden a decir la típica de "Mamacita, mamacita, esta recitación, me la enseñó mi maestra para que te la dijera hoy...", y al final los niñejos se chupaban los dedos o se hurgaban el el oído y las maestras aplaudían como si en verdad hubieran entendido lo que dije.
De ahí en adelante los seis años de primaria fui la estrella, yo era la declamadora designada, la de los monólogos, las obras de teatro escolar, teatro guiñol, oratoria, etc etc, y muchos mas etc., era mas conocida que la coca cola, siempre estaba amenizandolo todo, lo mas gracioso es que tenian que bajar el micro hasta el tope para que alcanzara, y todos ponían una cara de ternura que hasta me emociono.
El caso es que ya en mi edad de adolescencia, digamos 17-18 años, me apunte para participar en un grupo de teatro de mi ciudad, todos aficionados, bajo la dirección de un jóven emprendedor y dinámico, la primera obra fué "Las Cosas de la Vida" tipo Vaselina pero sin los bailes, ni los físicos, porsupuesto. Yo interpretaba a Matilde, la típica nerd de la escuela, chismosa y con una lengua mas venenosa que una cascabel, entre mi amigosha Petra y yo destrozabamos todo lo que se nos pusiera por enfrente, eramos las rechazadas.
Había un personaje, Pepe, el pandillero, que se la pasaba molestandonos y tirandonos helados en la cara, tengo una cicatriz en la mano derecha de una escena donde el estaba fumando y me abrazaba, por accidente me pego el cigarro a la mano, yo con la cara desfigurada del dolor continué con los diálogos, eso si yo siempre muy profesional.
En una ocasión salimos de la ciudad a llevar la obra a un pueblito vecinal, la función era a las ocho, y a las siete aún no llegaban los de la iluminación, no había espejos para maquillarnos así que nos maquillabamos unos a otros, las mamparas de la escenografía estaba sobrepuestas solamente porque la infraestructura del local no permitia asegurarlas, así que justos de tiempo y con un público mas bien raquitico empezamos la función, estabamos a media función cuando de repente se fué la luz, unos cables hicieron corto y parecía que habíamos puesto fuegos artificiales, dos de las mamparas que estaban detrás mio se cayeron haciendo un ruido estruendoso, los teloneros (si como no, los que acarreaban los cachibaches mas bien) que estaban tranquilamente fumandose unos cigarritos sentados tras las mamparas se vieron de pronto dando la cara al público, ni que decir la carrera que pegaron.
La gente abucheaba, chiflaba y gritaba cosas indecibles,jijijiji, y yo pase la mayor verguenza de mi vida artística, porque en los demás ambitos tengo otra peores. Pero esto no fue lo que me hizo desistir de mi sueño de ser la Ofelia Guilmein de la actualidad,nooo se necesitaba mas que un desastre espantoso para eso, la gota que derramó el vaso fue cuando me dijeron que por mi lamentable estado físico (morena, chaparra, y gorda, hay algo mas lamentable???) no podía interpretar a Blanche, de "Un tranvia llamado deseo" ese día dije: Con su permiso, vayan mucho a chingar a su madre.
Complacida querida.
Resulta ser que mi querida madrecita siempre le encantó verme sobre el escenario, yo era mil usos, la hacia de todo y para todos, desde los cuatro años, me paraba frente al pequeño ejercito de bichos infatiles en el kindergarden a decir la típica de "Mamacita, mamacita, esta recitación, me la enseñó mi maestra para que te la dijera hoy...", y al final los niñejos se chupaban los dedos o se hurgaban el el oído y las maestras aplaudían como si en verdad hubieran entendido lo que dije.
De ahí en adelante los seis años de primaria fui la estrella, yo era la declamadora designada, la de los monólogos, las obras de teatro escolar, teatro guiñol, oratoria, etc etc, y muchos mas etc., era mas conocida que la coca cola, siempre estaba amenizandolo todo, lo mas gracioso es que tenian que bajar el micro hasta el tope para que alcanzara, y todos ponían una cara de ternura que hasta me emociono.
El caso es que ya en mi edad de adolescencia, digamos 17-18 años, me apunte para participar en un grupo de teatro de mi ciudad, todos aficionados, bajo la dirección de un jóven emprendedor y dinámico, la primera obra fué "Las Cosas de la Vida" tipo Vaselina pero sin los bailes, ni los físicos, porsupuesto. Yo interpretaba a Matilde, la típica nerd de la escuela, chismosa y con una lengua mas venenosa que una cascabel, entre mi amigosha Petra y yo destrozabamos todo lo que se nos pusiera por enfrente, eramos las rechazadas.
Había un personaje, Pepe, el pandillero, que se la pasaba molestandonos y tirandonos helados en la cara, tengo una cicatriz en la mano derecha de una escena donde el estaba fumando y me abrazaba, por accidente me pego el cigarro a la mano, yo con la cara desfigurada del dolor continué con los diálogos, eso si yo siempre muy profesional.
En una ocasión salimos de la ciudad a llevar la obra a un pueblito vecinal, la función era a las ocho, y a las siete aún no llegaban los de la iluminación, no había espejos para maquillarnos así que nos maquillabamos unos a otros, las mamparas de la escenografía estaba sobrepuestas solamente porque la infraestructura del local no permitia asegurarlas, así que justos de tiempo y con un público mas bien raquitico empezamos la función, estabamos a media función cuando de repente se fué la luz, unos cables hicieron corto y parecía que habíamos puesto fuegos artificiales, dos de las mamparas que estaban detrás mio se cayeron haciendo un ruido estruendoso, los teloneros (si como no, los que acarreaban los cachibaches mas bien) que estaban tranquilamente fumandose unos cigarritos sentados tras las mamparas se vieron de pronto dando la cara al público, ni que decir la carrera que pegaron.
La gente abucheaba, chiflaba y gritaba cosas indecibles,jijijiji, y yo pase la mayor verguenza de mi vida artística, porque en los demás ambitos tengo otra peores. Pero esto no fue lo que me hizo desistir de mi sueño de ser la Ofelia Guilmein de la actualidad,nooo se necesitaba mas que un desastre espantoso para eso, la gota que derramó el vaso fue cuando me dijeron que por mi lamentable estado físico (morena, chaparra, y gorda, hay algo mas lamentable???) no podía interpretar a Blanche, de "Un tranvia llamado deseo" ese día dije: Con su permiso, vayan mucho a chingar a su madre.
Complacida querida.
lunes, julio 28, 2003
QUIEN LOS VIERA
Venía muy tranquilamente caminando por la calle que da a mi casa, disfrutando del clima, si si si aunque usted no lo crea, y es que hoy parecía que estaba en otra ciudad, el cielo totalmente nublado, el aire fresco, y hasta lloviznó un poco, pero bueno que el clima es tema aparte, decía que estaba yo caminando por la acera cuando de mi lado derecho pasó una señora de unos sesenta y pico de años, venía de tan buen humor que si hubiera volteado a verme le hubiera dedicado una sonrisa, pero no se dignó a eso, solo me pasó como bólido por el lado.
Yo pensé, pero como es posible que esta señora vaya a pasarme a mi, con mis veinticuatro encima, como quien dice en la flor de la edad, así que aceleré el paso, ahora verá esta mujer lo que es la fuerza de una jovencilla, pero imposible esa mujer caminaba más y más rápido, y nada que por más que me esforzé mis zancadas eran un fiasco. Jamás me había pasado eso, bueno solo una vez.
Fué en la casa de mis abuelos maternos, una casita de madera enclavada en la sierra tarahumara, llegamos ese día a visitarlos y yo iba como toda una turista, mis jeans con una playera suelta, y unos lindos zapatitos tenis con algo de tacón, mi abuelo, un hombre fuerte y alto, de sombrero vaquero, y con el mejor sentido del humor del mundo.
Era media mañana y me dijo -Tizona (es la forma cariñosita que el me llama, por negra si, por eso, pero con mucho amor) quieres ir a llevarle agua al burro??? esta cerca, yo ni tarda ni perezosa conteste que sí, una aventura por el campo que emocionante, así que ahí iba muy contenta con una pañoleta atada en la cabeza, pero que bien me veía, empezamos a bajar por la ladera, y vaya ladera, estaba mas empinada la condenada, entre todo ese monton de piedras y yo con mis tacones era toda una desgracia, iba derrapando ladera abajo deteniendome con lo que podía, que espectáculo señores, casi hubiera sido mejor que me hiciera bola y me pusiera a rodar.
Después de casi media hora llegamos a donde el maldito burro estaba, esperando su agua, yo me senté a medio camino, con la lengua de fuera y resoplando como caballo, apenas habia reposado unos minutos cuando mi abuelo dijo que nos ibamos de regreso, yo pense que gracias a Dios ya pronto estaría retozando en el porche con un buen atole de mi abuelita, jaaaaa ilusa de mi, el camino de regreso fue una prueba de fortaleza y de fé, porque se necesita mucha fé para pensar que puedes llegar.
Subir es mucho peor que bajar, yo iba en cuatro patas practicamente agarrandome con las manos toda sudada y descompuesta, mi abuelo solo volteaba a verme con una sonrisa de burla que no podía con ella, y tannn fresco, a medio andar se compadeció de mí y nos detuvimos a descansar unos minutos, yo pensaba que prefería quedarme a vivir ahí, justo ahí enmedio de la nada y no volver a mover un músculo jamás, me faltaba el aire y las piernas me temblaban.
Cuando por fin llegamos a casa, y gracias a que mi hermana me empujaa por la espalda, me tiré toda la tarde en el piso privada de la realidad, me costaba hasta estirar las manos para alcanzarme un vaso con agua.
Cuando al día siguiente mi abuela me invitó a arrear una manada de chivas le dije muy sutilmente -Gracias nana, pero preferiria que me masticara Camila (la vaca), así que desde ese día me dedique a comer, beber e ir de cacería, por mi que el burro se muera de sed.
En fín, que los abuelos tienen una lección que darnos eh, la juventud es totalmente relativa así que de hoy en adelante olvidense de que les de el asiento en el autobus, vaya burla, si son mas fuertes que yo. Forget it!!!, y si hay alguien a quien culpar por mi aparente poca compasión,jaaaa, a mi ni me hablan, alla reclamenle al burro.
Yo pensé, pero como es posible que esta señora vaya a pasarme a mi, con mis veinticuatro encima, como quien dice en la flor de la edad, así que aceleré el paso, ahora verá esta mujer lo que es la fuerza de una jovencilla, pero imposible esa mujer caminaba más y más rápido, y nada que por más que me esforzé mis zancadas eran un fiasco. Jamás me había pasado eso, bueno solo una vez.
Fué en la casa de mis abuelos maternos, una casita de madera enclavada en la sierra tarahumara, llegamos ese día a visitarlos y yo iba como toda una turista, mis jeans con una playera suelta, y unos lindos zapatitos tenis con algo de tacón, mi abuelo, un hombre fuerte y alto, de sombrero vaquero, y con el mejor sentido del humor del mundo.
Era media mañana y me dijo -Tizona (es la forma cariñosita que el me llama, por negra si, por eso, pero con mucho amor) quieres ir a llevarle agua al burro??? esta cerca, yo ni tarda ni perezosa conteste que sí, una aventura por el campo que emocionante, así que ahí iba muy contenta con una pañoleta atada en la cabeza, pero que bien me veía, empezamos a bajar por la ladera, y vaya ladera, estaba mas empinada la condenada, entre todo ese monton de piedras y yo con mis tacones era toda una desgracia, iba derrapando ladera abajo deteniendome con lo que podía, que espectáculo señores, casi hubiera sido mejor que me hiciera bola y me pusiera a rodar.
Después de casi media hora llegamos a donde el maldito burro estaba, esperando su agua, yo me senté a medio camino, con la lengua de fuera y resoplando como caballo, apenas habia reposado unos minutos cuando mi abuelo dijo que nos ibamos de regreso, yo pense que gracias a Dios ya pronto estaría retozando en el porche con un buen atole de mi abuelita, jaaaaa ilusa de mi, el camino de regreso fue una prueba de fortaleza y de fé, porque se necesita mucha fé para pensar que puedes llegar.
Subir es mucho peor que bajar, yo iba en cuatro patas practicamente agarrandome con las manos toda sudada y descompuesta, mi abuelo solo volteaba a verme con una sonrisa de burla que no podía con ella, y tannn fresco, a medio andar se compadeció de mí y nos detuvimos a descansar unos minutos, yo pensaba que prefería quedarme a vivir ahí, justo ahí enmedio de la nada y no volver a mover un músculo jamás, me faltaba el aire y las piernas me temblaban.
Cuando por fin llegamos a casa, y gracias a que mi hermana me empujaa por la espalda, me tiré toda la tarde en el piso privada de la realidad, me costaba hasta estirar las manos para alcanzarme un vaso con agua.
Cuando al día siguiente mi abuela me invitó a arrear una manada de chivas le dije muy sutilmente -Gracias nana, pero preferiria que me masticara Camila (la vaca), así que desde ese día me dedique a comer, beber e ir de cacería, por mi que el burro se muera de sed.
En fín, que los abuelos tienen una lección que darnos eh, la juventud es totalmente relativa así que de hoy en adelante olvidense de que les de el asiento en el autobus, vaya burla, si son mas fuertes que yo. Forget it!!!, y si hay alguien a quien culpar por mi aparente poca compasión,jaaaa, a mi ni me hablan, alla reclamenle al burro.
domingo, julio 27, 2003
METAMORFOSIS
Uno se pasa la vida construyendo una personalidad, pasas años formandote, aprendiendo de aquí y de allá, tomando lo bueno, lo malo, razonando, cayendote, y levantandote, o simplemente quedandote ahí en el piso un rato.
Y de repente un día te despiertas y no te reconoces, tratas de recordar como eras pero no funciona, intentas actuar como la persona que eras pero haces todo lo contrario, y te fuerzas y te obligas, pero vuelves a caer.
En ese momento es cuando deseas recuperarte, empezar de nuevo, deseas ya no tener ese chasquido en el cerebro, borrarte los instintos, los recuerdos, y las actitudes, eliminar los miedos, los deseos, las ilusiones, volver a nacer aunque lo pierdas todo y así saber quien eres.
Pero la convivencia ya no te lo permite, ya nada puede ser igual, hay que cambiar y cambiar, y a veces, dejarte cambiar, o porque no?, transformarte en ese alguien y poder pasar sobre todo y todos, si ellos pueden ser feliz asi es que debe ser la manera correcta, si ya no lo haces igual que antes es porque no te funcionaba, porque no conoces las reglas, porque hay que aprenderlo todo de manera distinta, porque hay que adaptarte al mundo y seguir el juego.
Yo nunca quise jugar, nunca me gustaron las reglas que había que seguir, pero cada vez que lo haces a tu modo, hay una bofetada que te regresa a la realidad... -eyyy niña, aprende a jugar.
Y de repente un día te despiertas y no te reconoces, tratas de recordar como eras pero no funciona, intentas actuar como la persona que eras pero haces todo lo contrario, y te fuerzas y te obligas, pero vuelves a caer.
En ese momento es cuando deseas recuperarte, empezar de nuevo, deseas ya no tener ese chasquido en el cerebro, borrarte los instintos, los recuerdos, y las actitudes, eliminar los miedos, los deseos, las ilusiones, volver a nacer aunque lo pierdas todo y así saber quien eres.
Pero la convivencia ya no te lo permite, ya nada puede ser igual, hay que cambiar y cambiar, y a veces, dejarte cambiar, o porque no?, transformarte en ese alguien y poder pasar sobre todo y todos, si ellos pueden ser feliz asi es que debe ser la manera correcta, si ya no lo haces igual que antes es porque no te funcionaba, porque no conoces las reglas, porque hay que aprenderlo todo de manera distinta, porque hay que adaptarte al mundo y seguir el juego.
Yo nunca quise jugar, nunca me gustaron las reglas que había que seguir, pero cada vez que lo haces a tu modo, hay una bofetada que te regresa a la realidad... -eyyy niña, aprende a jugar.
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