Uno se pasa la vida construyendo una personalidad, pasas años formandote, aprendiendo de aquí y de allá, tomando lo bueno, lo malo, razonando, cayendote, y levantandote, o simplemente quedandote ahí en el piso un rato.
Y de repente un día te despiertas y no te reconoces, tratas de recordar como eras pero no funciona, intentas actuar como la persona que eras pero haces todo lo contrario, y te fuerzas y te obligas, pero vuelves a caer.
En ese momento es cuando deseas recuperarte, empezar de nuevo, deseas ya no tener ese chasquido en el cerebro, borrarte los instintos, los recuerdos, y las actitudes, eliminar los miedos, los deseos, las ilusiones, volver a nacer aunque lo pierdas todo y así saber quien eres.
Pero la convivencia ya no te lo permite, ya nada puede ser igual, hay que cambiar y cambiar, y a veces, dejarte cambiar, o porque no?, transformarte en ese alguien y poder pasar sobre todo y todos, si ellos pueden ser feliz asi es que debe ser la manera correcta, si ya no lo haces igual que antes es porque no te funcionaba, porque no conoces las reglas, porque hay que aprenderlo todo de manera distinta, porque hay que adaptarte al mundo y seguir el juego.
Yo nunca quise jugar, nunca me gustaron las reglas que había que seguir, pero cada vez que lo haces a tu modo, hay una bofetada que te regresa a la realidad... -eyyy niña, aprende a jugar.
domingo, julio 27, 2003
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