martes, septiembre 23, 2003

EL LADO OBSCURO

Venía hoy en el autobus con una cara de antipática que no podía con ella cuando un rinconcito de mi memoria (muy pequeño y olvidado) reconoció entre la gente a una antigüa compañera de parrandas, pufffffffff, que tiempos aquellos, ahí se me fue mi juventud.

La mayor parte de mi vida la he pasado en status "en el desmadre", dependiendo de la circunstancia pero siempre de desmadrosa, lo que me ha dejado como herencia un amplio repertorio de chistes de toda clasificación, pero sin lugar a dudas la mas arrastrada fue cuando llegué a esta ciudad, recién desempacada de la universidad, con dinero propio, sola con mi soledad y sintiendome la reyna del universo.

Como en casa había carne fresca (dos amigas recién llegadas tambien), el arribo de la jauría no se hizo esperar, había siempre casa llena, y tambien refrigerador lleno, las invitaciones no faltaban, así como tampoco los coches a nuestras órdenes, y las niñas porsupuesto deslumbradas por el destello de las luces empezamos una vida kilometricamente alejada de nuestra pasada y obsoleta realidad.

Había un sitio al que eramos adictas, cada viernes sin falta ibamos a parar al mismo lugar, creo que hasta nos dieron nuetras tarjetas de cliente especial, fuimos reconociendo todas las caras, y con el tiempo los conocidos eramos nosotros, eyyyyy allá van fulanito, epaaaaa mira que acá esta sutanito, y cuando menos pensabamos teníamos a 20 cabrones en la mesa acabandose la cerveza, que felicidad!! hasta el equipo de seguridad me llamaba por mi nombre.

Eran tiempos de vivir al límite, en que todo estaba a nuestros pies y podiamos hacer lo que se nos diera la gana sin pensar en consecuencias, sentiamos como la sangre nos rebosaba por las venas y solo queriamos ir más rápido, estabamos ansiosos de vivir y saborear al máximo, y todo hay que decirlo "desolotarnos", y vaya que nos desolotabamos si señor.

Gracias al cielo no hay evidencia material de aquellas noches de danza continua de 10 horas, de como inundabamos las mesas de botellas y colillas, de como alzabamos la voz para decir pendejadas, ni de como terminabamos bailando encima de las mesas al ritmo de Mambo númber 5, si señores, lo admito, yo, si yo, la educada, respetuosa, siempre bien centrada Rosario, tuve arranques de : Teibolera*.

Perdóname Dios, no sabía lo que hacía.

* Proviene del término Table Dance, es decir bailarina exótica para los mas recatados, de esas de tuboo tubooo!!!

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