viernes, septiembre 19, 2003

HOY POR TI, MA?ANA POR MI

Estaba yo melancólicamente sentada en la parada del autobús, con un hambre de perro muerto que apenas podía con ella, esperando que apareciera de una maldita vez el camión, pasa uno, dos, tres camiones de todas las demás rutas, y el que yo espero, el muy hijo de puta no aparece por ningún lado.

Y ahí estoy pensando, tranquila Rosario tranquila que es la Ley de Murphy, Ley de Murphy??? Naaaaa, ese será el término técnico, porque en mi tierra les llamamos chingaderas oigame usted.

Y en eso estaba cavilando, me gusta esa palabra, parece mas profunda que pensar, pues el caso es que en eso se para un coche justo enfrente de mi, el tipo que venía al volante se voltea hacía mi, me mira fija y obcenamente (o eso creí yo) y me hace una seña con la cabeza que me monte en su coche, que el me lleva; miro hacia un lado, luego hacia el otro, no, ninguna femina por el rumbo, es que acaso me hablas a mi??.

Si mi estado emocional hubiera sido otro juro que me levanto, me le acerco a la ventanilla y le diría muy cordialmente - Porque no vas y le ofreces aventón a tu chingada madre, pendejo!!!, pero como mis neuronas estaban todas agüitadas solo acerté a mover timidamente la cabeza de un lado a otro en señal de No, cuando una belleza de 1.80 cm salió de detrás mio y se dirigió al coche, para luego salir a toda velocidad quemando llanta.

Fué en ese momento, con una vergüenza digna de los premios Guiness, y ante las risillas burlescas del trio de mequetrefes que esperaban tambien el autobus, cuando mire hacia el cielo y dije -Señor, esta es tu oportunidad de deshacerte de mi, que se abra la tierra y me trague. Y el Señor, tan cabrón como siempre, me ignoró.

Podía haber metido la cabeza entre las piernas, pero eso en mi sería fisicamente imposible, así que me aguante como las meras machas, puse cara de occisa y seguí esperando, total, por lo menos el color rojo de la cara me combina con el del pelo.

En eso estaba cuando se aproximó el camión de una de las rutas que por lo visto las mondrigas cucarachitas estaban esperando, porque se levantaron con resorte y se acercaron a la orilla de la calle, pero cual sería su sorpresa al ver que el autobus hizo caso omiso de su presencia y paso como rayo dejandolos ahi con un palmo de narices.

Je je je, fué ahi cuando pensé -Dios existe, y les gusta chingar a todos por parejo, así que cuando llego mi camión, después de chorrocientas horas, me subí muy mona con una sonrisita que decía "Se chingaron, güeyes"

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