martes, octubre 14, 2003

PODERES CURATIVOS

Este mundo es una bola y nosotros un bolón, cada uno somos un pequeño universo de recuerdos, de manías, de costumbres y defectos, hay cada personaje habitando este planeta que ni en las películas de terror esas de Freddy vs Jason, una de las cosas que mas me sorprenden de los sujetos, individuos o entes demoniacos, llámeseles como prefiera, es la forma que cada uno tiene para relajarse, hay de todo en esta viña del señor, desde los gustos mas comunes y corrientes (algunos mas corrientes que comunes) hasta los muy excéntricos como poner inciensos, y orarle a Brahma en posición de flor de loto, hay otros que recurren al masoquismo y se someten a arriesgados tratamientos de belleza para liberar stress, algunos en un estado de masoquismo mas puro les place el provocarse dolor innecesario como esa amiga mia que se empezaba a arrancar cabellos hasta dejarse huecos en la cabeza, increible pero cierto.


Yo soy de gustos mas normales digamos, que le vamos a hacer siempre he sido una espantosa X, y acostumbraba cuando tenía un cabreo de los mil diablos salirme al patio de la casa de mis padres a regar los 50,862 árboles, y 245,658 pequeñas plantitas que hay ahí, cuando llegaba a la mitad ya era tan grande el dolor de brazo que tenía que se me olvidaba el enojo y me preguntaba Que demonios estoy haciendo aquí??, así que cerraba la llave, tomaba una toalla para secarme y tan feliz y contenta entraba en la casa de nuevo, que tiempos aquellos, el olor a tierra mojada es un bálsamo para mi.

Otra de las cosas que solía hacer, por lo regular en tiempo de frío que pasaba de termianar empapada y enlodada para rematar, era apagar la luz de mi habitación y poner el equipo de sonido a todo volúmen, y nada de música románticona para ponerme a berrear como Magdalena, sino puro merengue, salsa o hip hop, algo digno para mover el cuerpo como poseída, yo creía en ese entonces que el sudor saca los malos humores, asi que me pasaba el tiempo sudando como cerdo hasta quedar extenuada y deshacerme del puto coraje.

Aunque como era de esperarse de un descarriado animalillo del señor como yo, tenía mi pequeña excentricidad, ya sea por aburrimiento, enojo o depresión, me sentaba frente al espejo, sacaba mi pequeña pero bien surtida bolsa de cosméticos y me hacía decoraciones faciales tooooda la noche, no importaba si era la una, dos o tres de la mañana, yo me hacía personificaciones dignas de una entrega de premios Grammy's, era terapeútico si señor, y podría resultar algo vanidoso, pero no, muchos pintores famosos han realizado sus mas grandiosas obras en sus momentos mas críticos, pero como yo con pincel en mano soy una verguenza, pues optaba p or pintarrajearme la cara hasta quedar como modelo del Avon.

Pero mi método favorito para las tensiones y que no requiere mayor esfuerzo de mi parte, son los perros (los de cuatro patas aclaro), no hay cosa que me relaje mas que un pequeño y peludo perrito puesto boca arriba para que le rasque la barriga, invertirle 10 minutos al dia a corretear con un animalito de estos que te miran con ojillos tristes y menean la colita, a pescarlo de las orejas y provocarlo, a tirarme al piso y dejar que me muerda, es para mi la mejor terapia del mundo mundial.

Y confieso que esto fui descubriendolo desde pequeña, aunque no siempre de la manera acertada, como aquella vez en que jugaba con mi pequeño perrito Bum Bum, una delicia de animal que parecia un chocolatito, el pobre no sabía que en ese cruel día sería presa de mi mal humor, supongo que en ese momento las presiones me agobiaban demasiado (a los tres años un niño puede estar inundado de problemas aunque no lo crean), estaba al borde de la histeria, el pañal me apretaba, no había tomado mi biberón, y ya estaba harta de que ningun adulto hijo de su puta madre me levantara del suelo, así que tomando su delicada y peluda colita entre mis manos, la doble cuidadosamente y le pegué una mordida tan fuerte que el pobre perro chilló por dos semanas (que exagerada), el caso es que el pobre animalito nunca tomó venganza, es por eso que desde entonces mi norma de vida para las situaciones mas negras y pesadas es: "Si tiene un problema, acuda con su perro mas cercano". No falla, creanme.

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