domingo, julio 13, 2003

LA FIESTA DE LA COSECHA

Es una de las fiestas mas antigüas de la humanidad, existen desde tiempos paganos para agradecer a los dioses los frutos recogidos. Estas tradiciones fueron adoptados por la Iglesia cristiana (digno de discernimiento por parte de mi amigo el Feo). En la Edad Media se celebraba la fiesta en una casa de labor, era costumbre utilizar la última gavilla de trigo para hacer un muñeco de paja que era puesto en alto y trasladado con gran ceremonia a las fiestas. Se creía que el espíritu del trigo permanecía en el interior de esta figura que, cuando las fiestas terminaban, era guardado en la casa de labor hasta la siguiente fiesta de la recolección.

En nuestro México lindo y querido hacemos un "huateque", menos ceremonioso pero mucho mas divertido. Lo primero que se debe hacer es conseguirte un coche amplio en el que quepan mínimo 10 cabrones alcoholizados, y entonces agarrar carretera rumbo a un sitio olvidado por Dios, lo segundo es detenerte en la primer gasolinera que encuentres, y que quede claro que debe ser en el camino de ida, porque de vuelta puede que las neuronas esten totalmente extintas y carguemos diesel en lugar de magna.

Después emprendes el trayecto guíado por un croquis -a escala???- bondadosamente trazado por uno cargador de paja, -Pero que ya hemos caminado mucho, y en el mapa esta mas cortooooo-, -Pero si serás weyyy, si éste supiera hacer dibujos a escala tu crees que estaría de cargador, loooser!!!-.

Seguimos andando, y al final después de rezarle dos padres nuestros y un ave maría a la luna, - que nadie me culpe por ser una mestiza producto de la catolización de los aztecas y a veces se me revuelven los ritos que se le va a hacer -, y unos que otros insultos a nuestro frustrado guía de turistas, que gracias al cielo se le ocurrió estudiar ingenieria que si no el pobre se nos muere de hambre, llegamos a la pachanga guiados por el sonido de la tuba y la trompeta.

Todo muy chulo, una gran explanada con mucha tierra suelta, esto para producir la tan decorativa nube de polvo a la hora del baile, la banda sinaloense a todo tambor con la del "El niño perdido", rancheros demostrando la destreza de sus caballos bailadores, y uno que otro chaval haciendo suertes con el lazo, todo muy colorido si señor.

La atención, hay que decirlo, de hotel de cinco estrellas, nadamás llegar nos sirvieron nuestros respectivos totopos con salsa picosa, una botella de cocacola, hielo, y mas cerveza, siiiii. Los respectivos saludos de -Que tal como le va??, un gusto saludarle- (y quien chingados es este???), -Y digame, como va la recepción de forraje en la planta?-, -Pues...fijese que ni puta idea porque yo no trabajo ahí, vine de colado, asi que con su permiso voy por otra cervezita. Después una barbacoa con frijoles puercos y sopa fría, ayyy que linda es mi patria.

Un jolgorio de niños endemoniados y viejitas malabaristas que insistian en colocarse vasos sobre la cabeza al bailar, sombreritos por todos lados, y la fiesta pa largo, pero nosotros a las tres de la mañana decidimos partir lo mas dignamente posible, dando las gracias muy merecidamente a los anfitriones, y algún que otro borracho perdido no falto con la frase de "yo a usted como lo estimo", esto con la mano sobre el hombro del halagado porsupuesto.

El regreso de dos horas ya sin seguir el pedazo de mapa sino en el modo aventura de Indiana Jones, transcurrio sin novedad, con el ligero detalle de que nuestro querido conductor designado se empeñaba en volarse topes a toda velocidad, y es que los de vialidad insisten en hacer señalamientos tan pequeñitos oigame usted, por fin llegue a casa y besando la tierra como el santo padre , vivita y coleando.

Menos mal que vivimos en tiempos modernos porque como me hubieran hecho cargar un muñeco de paja por todo el puto pueblo entonces sí que me da algo. Y es entonces cuando pregunto yo, Verdad que es muy bonito vivir en esta época?.

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